La primera Lager dorada no vino de Baviera, sino de su vecina Bohemia. Pilsen había sido un importante centro cervecero desde la fundación de la ciudad en 1295, cuando el rey Wenceslass II concedió el derecho de hacer cerveza a 226 ciudadanos.
La naturaleza variable de la cerveza bohemia, en un país con severos inviernos pero con calurosos veranos, tenía un gran problema.
Cuando una hornada entera de cerveza tuvo que ser tirada a las alcantarillas de Pilsen en 1838, por no ser apta para el consumo, un grupo de ciudadanos que todavía tenían la autorización de Wenceslass tomaron una decisión de emergencia. Abrieron una “cervecería ciudadana” e invitaron al cervecero bávaro Josef Groll a trabajar para ellos. Groll trajo consigo el conocimiento de la fermentación en frío, pero decidió usar solamente la mejor malta bohemia, los lúpulos locales Zatec y el agua blanda de Pilsen.
La cerveza dorada de Grolle pudo haber sido un error (de acuerdo con la leyenda, él estaba intentando hacer una Dunkel, pero los malteadores se equivocaron con la temperatura de tostado), pero fue un éxito inmediato, y desde entonces se imitó en todo el mundo.
La fabricación de Lager dorada se extendió por el mundo como un reguero de pólvora. En Escandinavia, donde tuvo lugar el primer cultivo de levadura Lager en la Cervecería Carlsberg de Copenhague, las cervezas de trigo y los estilos medievales como la Shati fueron expulsados a favor del nuevo producto. Los alemanes, con su imperio colonial en África, introdujeron la fabricación de Lager en este continente y en China.
Sin embargo, en Japón no había tradición cervecera hasta que los americanos y los propios alemanes montaron fábricas allí.
Los alemanes también introdujeron la Lager en el sur de América, aunque la mayor influencia de México fue austríaca: el país fue durante un breve período parte del Imperio Austríaco.
El estilo vienés de hacer cerveza consistía en usar “malta roja” bien tostada, y el estilo todavía sobrevive en México en cervezas como Dos Equis y Negra Modelo.